Reunir la partida, la oscilación, el descanso, la cara de la mujer pájaro, el ave-silencio, la escultura-mate.
Un viento que trae un ave y el despliegue de la libertad que fluctúa entre lo que se quiere, lo que se siente, lo que se debe, lo que se puede, lo que se piensa y el sol ...
Lo que hay, lo que deja huella … En la huella de la mujer pájaro, el tiempo. Cuando el tiempo es pausa y la pausa búsqueda y la búsqueda deseo…
Un paseo del ave-silencio. Un paseo de muchos... y también del ave-silencio.
Una aclaración sobre la mujer-pájaro: su cola no será pesada, sino no podría volar. Reposa, pero jamás pierde vuelo.
Aparece una extraña sensación en cuanto al contacto con el cuerpo y las telas. La vibración de colores, el estallido burbujeante. Volátil y contundente. Una espalda sonora, los movimientos en combinación con el vestuario rozan lo musical...
A nadie le importa el cielo.
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